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domingo, 8 de diciembre de 2013

Dos fanáticos de los alienígenas ancestrales causan daños en la Gran Pirámide para probar sus delirios




Dos pseudoarqueólogos alemanes han causado graves destrozos dentro de la Gran Pirámide cuando grababan un documental, titulado Proyecto Keops, en el que pretenden demostrar que no se levantó en tiempos de ese faraón de la IV Dinastía, sino mucho antes, y que, por supuesto, no lo hicieron los antiguos egipcios. “Los constructores tuvieron que utilizar alta tecnología para alcanzar tanta precisión, y el tamaño y la posición de las pirámides no son casuales, sino que responden a una planificiación astronómica”, dicen los vándalos en la web donde intentaron captar fondos  para su inciativa.
Dominique Görlitz y Stefan Erdmann visitaron Egipto en primavera, acompañados del cámara Frank Hoefer. Su objetivo era averiguar “quién estuvo realmente detrás de la construcción de la Gran Pirámide”. Los historiadores no tienen ninguna duda al respecto, los antiguos egipcios, pero nuestros protagonistas no son arqueólogos ni nada parecido. Görlitz tiene estudios de biología, Erdmann dirige una residencia de ancianos y es autor de librosconspiranoicos, y ambos creen que algunos grandes monumentos del pasado no fueron obra de las culturas a las que se atribuyen, sino de extraterrestres y civilizaciones perdidas.
Los piramidiotas -así se conoce a quienes suscriben teorías disparatadas sobre estos monumentos- se presentaron ante las autoridades egipcias como arqueólogos y consiguieron así permiso para entrar el 17 de abril en la cámara de descarga de la Gran Pirámide donde hay pintado en la roca, con tinta roja, un cartucho con el nombre de Keops. Situada sobre la sala donde se encuentra parte del sarcófago del faraón, esa cámara no está abierta al público. Rasparon la pintura roja del cartucho y sacaron las muestras del país para analizarlas en Alemania, cuando no tenían permiso para hacer nada de eso. Querían demostrar que la inscripción no data de hace unos 4.500 años, sino que es muy posterior y que, por tanto, no prueba que la pirámide date de tiempos de Keops.
La obra de una gran potencia de su época
El cartucho con el nombre de Keops dañado por los vándalos.Las autoridades egipcias se enteraron de la acción vandálica de los falsos arqueólogos hace poco, y el Ministerio de Antigüedades condenó el 24 de noviembre lo que considera una grave violación del patrimonio histórico del país. Además, el director de la Sección de Antigüedades Egipcias, Mohamed Abdel Maqsoud, desautorizó en los medios a Görlitz, Erdmann y otros fanáticos de los astronautas en la Antigüedad o, como se dice ahora a raíz de una exitosa serie documental de Canal de Historia, los alienígenas ancestrales. Recordó que la datación de la pirámide no depende sólo de ese cartucho, sino que hay muchas otras pruebas materiales. La más importante, explico, es una colección de papiros descubierta en 2012 por el arqueólogo francés Pierre Tallet en una cueva de Wadi Al-Jarf, cerca del Mar Rojo, que detalla el número de trabajadores y artesanos que, durante el reinado de Keops, participaron en la construcción de su tumba, e incluye planos de la misma.
La Gran Pirámide es la más conocida, pero no la única construcción de esta forma. En contra de lo que suelen hacer creer a su público los piramidiotas, no se trata de una edificación asilada -hay decenas de pirámides en Egipto y sólo en Giza, once- que apareciera de repente en mitad del desierto, aunque sí es la más grande. De base cuadrada, con 230 metros de lado, fue durante 3.800 años el edificio más alto del mundo. Sus 146,6 metros originales -ahora mide 138,8- fueron el techo de la arquitectura hasta que en el siglo XIV los superó la catedral de Lincoln (Reino Unido). Fue la obra cumbre de un largo proceso que empezó siglos antes con los enterramientos bajo un montón de tierra, arena o piedras; continuó con la construcción en adobe de mastabas -edificios funerarios de techo plano-; ascendió hacia el cielo con la superposición de mastabas de piedra en la abrumadora Pirámide Escalonada de Saqqarah; y culminó con la de Keops. El Egipto de 2500 antes de Cristo era una superpotencia cuyos habitantes conocían la escritura desde hacía siglos, disfrutaban de grandes obras de canalización y riego, y habían redactado el primer tratado de cirugía.
No es la primera vez que unos piramidiotas causan daños en la tumba de Keops. Hace años, comprobé como un pseudoegiptólogo español, colaborador habitual de revistas como Año CeroMás Allá, había dejado grabadas sus iniciales en una de las estancias de la Gran Pirámide, aprovechándose de la confianza de los guías que le habían franqueado la entrada hasta un lugar inaccesible para los turistas. Lo bueno es que las autoridades egipcias han decidido esta vez  perseguir a los vándalos, para lo cual el ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, ha pedido ya la colaboración de la Policía de su país y de la Interpol. Ojalá Dominique Görlitz y Stefan Erdmann sean detenidos  y paguen cara su fechoría porque han atentado contra algo que es patrimonio de toda la Humanidad. Y ojalá el Gobierno egipcio aprenda de una vez la lección, estreche los controles en sus monumentos y cierre de una vez la puerta de éstos a los charlatanes que venden una visión racista de la historia que despoja al país del Nilo de su legado en beneficio de marcianos y civilizaciones inexistentes.
Les dejo con un vídeo promocional del documental de los dos falsos arqueólogos, en el que se ve a uno de ellos raspando lo que parece el cartucho de Keops.

Fuente: Magonia

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