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lunes, 9 de diciembre de 2013

El robo del siglo: el expolio de la Biblioteca Girolamini


Marino Massimo De Caro, exdirector de la histórica institución de Nápoles, ha sido condenado por robar y vender miles de libros antiguos



La Biblioteca Girolamini, en Nápoles, es uno de los tesoros más importantes del patrimonio cultural europeo. Auspiciada por la orden de los Pobres Ermitaños de San Jerónimo, que fue fundada por el beato Pedro Gambacorta, se abrió al público en 1586. En su corazón alberga cerca de 170.00 obras, entre las que se encuentran numerososmanuscritos, 120 incunables, 5.000 cinquecentinas y unas 6.500 composiciones musicales del siglo XIV al XIX (su archivo operístico es impresionante). Este templo de los libros antiguos fue víctima de un escándalo sin precedentes en la primavera de 2012, cuando miles de obras fueron robadas de su interior.
Ediciones centenarias de Aristóteles, Descartes, Galileo y Maquiavelo, volúmenes de Séneca o Virgilio, además de una edición única de la «Enciclopedia» de Alembert y Diderot, el original de «La Divina Comedia», la edición parisina de 1610 de «Jerusalén liberada» de Torquato Tasso o la «Teseida» de Giovanni Boccacciodesaparecieron del edificio napolitano. ¿El responsable? El mismísimo director de la biblioteca, Marino Massimo De Caro. Una historia llena de intrigas, traiciones y escándalos con políticos, coleccionistas, marchantes de arte, anticuarios y hasta un cura implicados. Una trama propia de una novela negra que, de hecho, ha servido de inspiración para el próximo libro de Donna Leon (Nueva Jersey, 1942), «Muerte entre líneas», que Seix Barral publicará en marzo en nuestro país.

¿Cómo se fraguó el expolio?

Pero, ¿cómo se fraguó el expolio? Todo fue fruto de la casualidad. En marzo de 2012, Tomaso Montanari, profesor de Historia del Arte en laUniversidad de Nápoles, acudía a la Biblioteca Girolamini para hacer una consulta. Lo que vio aquel día le horrorizó: estanterías vacías, libros apilados al azar y basura por el suelo. Montanari escribió un artículo describiendo la precaria situación de la institución en el periódico «Il Fatto Quotidiano», en el que colaboraba habitualmente.

El ministro Ornaghi no tuvo tiempo de responder, pues el propio De Caro tomó la iniciativa y se plantó al día siguiente en la oficina del fiscal para denunciar un delito. Acababa de darse cuenta de que
habían desaparecido 1.500 libros de «su» biblioteca. Pero le salió el tiro por la culata, ya que De Caro y sus colaboradores (hasta trece personas) fueron grabados por dos bibliotecarios de la Girolamini retirando cajas de libros antes de que repararan en la presencia de las cámaras y las taparan.El texto provocó la reacción inmediata de la Cultura italiana y doscientos intelectuales (entre ellos Dario Fo o Dacia Maraini) firmaron una carta en la que pedían explicaciones al ministro de Cultura (entonces Lorenzo Ornaghi) acerca de cómo De Caro, «un hombre que carece de los títulos académicos mínimos o la competencia profesional para honrar el puesto» (tiene conexiones con Berlusconiy fue socio de un anticuario de Buenos Aires conectado con el robo de mapas en la Biblioteca Nacional), había sido nombrado director de la Biblioteca Girolamini.
El robo del siglo: el expolio de la Biblioteca Girolamini
ABC
El sello de los libros de la Biblioteca Girolamini
Semanas después, Massimo De Caro fue detenido acusado de malversación de caudales públicos y asociación ilícita. Según la Fiscalía, durante los once meses que estuvo al frente de la Biblioteca robó cientos de sus obras. De hecho, los investigadores encontraron cajas de libros antiguos, muchos de ellos con el sello característico de la Biblioteca Girolamini, en garajes y viviendas particulares en varias ciudades y casas de subastas en el extranjero.

Una banda criminal

Marino Massimo De Caro resultó ser el cerebro de una compleja y extensa red criminal que incluía contactos en ciudades como París, Pompeya, Roma o Múnich, donde llegó a ser detenido el marchante de libros antiguos Herbert Schauer, de la casa de subastas Zisska & Schauer. Según dijo entonces en una entrevista Giovanni Melillo, responsable de la investigación, De Caro «era el jefe de una banda criminal creada para desvalijar la biblioteca. Había un plan concebido detrás de esto».

El juicio se reanudó en Nápoles a finales de noviembre, con la presencia impertérrita de Massimo De Caro, que respondió con descaro (y citando a
 Borges) al ser preguntado a la salida del juzgado. El problema con el que se han encontrado los Carabinieri (que solo han recuperado parte del expolio) es que gran parte de las obras no han sido nunca catalogadas.En marzo de este año, Massimo De Caro fue declarado culpable de robo y malversación de fondos y condenado a siete años de arresto domiciliario en un juicio de escasa trascendencia mediática. Comenzó a cooperar con la Fiscalía y admitió haber sacado varios libros de la biblioteca, pero no todos por los que se le acusa. Llegó a justificarse asegurando que su objetivo era recaudar fondos para restaurar la biblioteca y que el saqueo había comenzado mucho antes de su mandato.
Es lo que denuncia el presidente de la Asociación Italiana de Libreros Anticuarios, Fabrizio Govi: «Las autoridades no nos han proporcionado una lista de los libros robados, probablemente porque no existe. Es posible que las obras de la Biblioteca aparezcan en el mercado en los próximos años sin la advertencia de que son robadas».

Fuente: ABC

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