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martes, 8 de mayo de 2012

Los robos del Arte: de los Rembrandt "desaparecidos" a las acusaciones contra el Rey Juan Carlos


En este caso la realidad ha luchado contra la ficción. Pero la corrupció y el robo legalizado están imponiéndose aquí y en el mundo. ¿Cómo se puede atajar esa epidemia?
 

El robo de obras de arte siempre ha estado rodeado de un halo de sofisticación y aventura más apropiado para la ficción que para la vida real. Sean Connery, Catherine Z. Jones, Brad Pitt, Georges Clooney, Tom Harrison o Tom Cruise, todo Hollywood, se ha visto tentado, en la gran pantalla, por la atracción fetichista de la posesión ilegal de bienes artísticos. Y parte de su público les ha seguido.

Y justo hoy en tiempos de crisis, el arte se nos ofrece como un valor de inversión seguro, y sus precios en el mercado continúan alcanzando cotas exorbitantes. De ahí que el crimen, más o menos organizado, vinculado al arte se haya intensificado en los últimos años. El robo de antigüedades u obras artísticas tiene un mercado negro propio que se aprovecha de los resquicios jurídicos para legalizar en cierto modo la precaria catalogación e identificación de estas piezas como legales.

Se han borrado las fronteras de la ficción y sólo existen las de la impunidad. Ciertos circuitos de tasadores, anticuarios, coleccionistas y casas de subastas, hacen la ley. Las obras de arte de primera fila, ejecutadas por grandes figuras, entrarían aquí. Pero obviamente nadie va a meternos contra la ley un Rembrandt, un Picasso, un Matisse o un Van Gogh. En estos casos, tal y como señala Noah Charney historiador del arte, novelista y experto en crímenes artísticos, los botines se suelen utilizar para blanquear dinero, ejercer chantaje sobre compañías aseguradoras y propietarios, o incluso como moneda de cambio de drogas y armas. Charney va aún más lejos al afirmar que también sirven para sufragar actividades terroristas incluso del Estado.

El FBI, la Interpol y las policías de patrimonios históricos son algunas de las entidades que deben dedicarse a combatir este tipo de delitos. ¿Cómo lo hacen?. Hollywood los ha idealizado y ha entrado de nuevo en la ficción. En este reportaje DIASPORA deja atrás toda ficción y presenta algunos casos de robos de arte de los últimos tiempos.


El duque de Wellington de Goya robado en 1961, por un desempleado indignado

El coleccionista Charles Wrightsman, rico petrolero norteamericano, compró en Inglaterra la obra de Goya "Retrato del Duque de Wellington" por 392.000 dólares en 1961. Tenía previsto llevarlo a su colección privada en Estados Unidos. Era tal la indignación entre el público inglés que el gobierno británico logró recaudar esa suma para que el lienzo no saliera de Inglaterra. Menos de tres semanas después de su exhibición triunfal en la Galería Nacional, el lienzo fue robado. El ladrón exigió un rescate por la misma cantidad, y prometió que el dinero lo dedicaría a obras de caridad.


En 1965, el ladrón envió una nota al diario The Daily Mirror de Londres reclamando el rescate. Esa nota fue su perdición porque dejó muchas pistas. Y Scotland Yard encontró la pintura en una oficina de equipajes de tren. El ladrón, Kempton Bunton, un conductor de autobús desempleado e indignado, logró huir pero rodeado por los sabuesos terminó por entregarse seis semanas después. Había planeado utilizar el dinero para comprar licencias de televisión para gente pobre y algunos televisores de segunda mano.

Tras sólo tres meses de cárcel salió en libertad bajo fianza. Su novela sobre el robo del cuadro le reportó casi tanto como la cantidad que el millonario norteamericano había pagado por él. Hoy cualquiera puede ver al Duque de Wellington por dos libras en la Galería Nacional.


La flagelación de Cristo de Piero della Francesca y “El Mudo” de Rafael el crimen artístico del siglo

Italia, el hogar del arte, también ha atraído a los especialistas en robos de lienzos famosos. Cuando dos pinturas de Piero della Francesca, "La Flagelación de Cristo, " "La Virgen de Senigallia" y "El Mudo" de Rafael, fueron cortados de sus marcos con una gillette y robados limpiamente del Palacio Ducal de Urbino. El golpe ocasionó una crisis en la seguridad del museo y fue considerado por “La Reppublica” como "el crimen artístico del siglo", aunque eso era discutible, aun en esos días.

El robo no estaba motivado por razones artísticas (de un coleccionista enamorado del arte por ejemplo) sino por dinero. Esto despejó en parte el panorama a los policías especializados. Eran obras tan conocidas que su venta en Europa se hacía imposible y había que descartar pistas. Los autores eran delincuentes locales que en vez de atracar un banco planearon robar arte y vender las obras en el mercado internacional a poder ser fuera de Italia y de Europa.

Y claro que no era la primera vez que se producía algo así, aunque los robos menores no trascienden porque no les interesa a los directores de los museos. Pero se trataba de algo tan importante que los compradores de las mafias tuvieron miedo. Las pinturas fueron recuperadas en buen estado en Locarno, Suiza, en marzo de 1976. Los autores permanecieron anónimos.


Ahora las víctimas son Renoir, Monet, Corot…y los autores no son terroristas

El robo de nueve cuadros, entre ellos "Bañistas" de Renoir e "Impression, Soleil Levant", de Monet, que había dado su nombre al Impresionismo, cometido en el Museo Marmottan, París, tuvo lugar en 1985. La policía en un primer momento mantuvo la teoría de que el grupo radical Acción Directa había cometido el crimen. Los terroristas fueron empapelados. Sin embargo, varios de los cuadros se recuperaron en Japón tras una confidencia. Las pinturas -incluyendo un Corot- se hallaron en manos de Shuinichi Fujikuma, un yakuza conocido.

Estaba claro que él estaba también detrás del robo del Museo Marmottan. Y entre quienes lo habían planeado. De hecho, había distribuido un catálogo incluyendo las nueve pinturas robadas y otras legales, disponibles todas para la compra legal. Pretendía orientar a los marchantes nipones.


En Japón aunque las limitaciones de venta de arte robado eran notorias, los rumores de que la mafia japonesa, había penetrado en el mundo del arte, eran ciertos. La verdad es que en una escala menor, Fujikuma había sido detenido en Francia con 7, 8 kg de heroína en 1978. Condenado a cinco años de prisión, conoció a Philippe Jamin y Khimoun Youssef, miembros de un sindicato de robo de arte en Europa. Pronto estos empezaron a trabajar para él. Sin embargo, lo robado fuer recuperado en 1991 en Córcega, lugar ideal dentro de los ambientes del turismo Internacional.


Fra Angélico y Chardin Raya con “Cesta de cebollas”, las próximas víctimas

El robo en la sucursal de Manhattan del distribuidor de Londres, Colnaghi, en el East End empezó por lo menos de forma original. Los ladrones penetraron en la galería, dejándose descolgar desde una claraboya por una larga cuerda. Es decir llovían del cielo. Pero una vez dentro, sin embargo, los autores se comportaron como novatos, pisando un par de lienzos y dejando sus huellas, y sin que su elección del botín fuera novedosa o inteligente.

Dicho esto, los 18 cuadros y diez dibujos que se llevaron incluían dos pinturas de Fra Angelico, asegurados en 40 millones de dólares-y la “Cesta de las cebollas" de Chardin. Sólo 14 de las obras se recuperaron.

El botín tenía un valor estimado (en ese entonces, fines de los 60) de unos 15 millones de dólares por lo que era uno de los más grandes robos de arte de Nueva York en su época. La policía de nueva York hizo hincapié en que el botín en galerías privadas podía muy bien competir con el arte colgado en las galerías de los grandes museos con un seguro más alto y (generalmente) medidas de seguridad más bajas.

Lo cual resultó cierto y disparó los robos en museos no capitalinos en todo el mundo. La policía a veces se equivoca o mete la pata salvo en los medios y sobre todo en la TV. Y sin quererlo había señalado un camino acertado a las mafias.

Y éste sigue siendo uno de los robos de arte no resueltos más espectaculares de la historia. Los cuadros robados suelen figurar después como “desaparecidos”.


Cuando el gran Rembrandt desaparece bajo las olas del mundo “exclusivo” de Boston

En la madrugada del 18 de marzo de 1990, dos individuos se presentaron en el elegante Museo Isabella Stewart Gardner de Boston (Massachusetts). Iban disfrazados de policías, uno aparentaba unos treinta años y el otro era algo mayor. Maniataron a los guardias, tomándose su tiempo; usaron esposas idénticas a las de la policía y cinta adhesiva como mordaza. Y los neutralizaron en el sótano.

Durante hora y pico se pasearon por las galerías y se apoderaron de obras elegidas como "El Concierto" de Vermeer, "La tormenta en el Mar de Galilea", la única marina de Rembrandt -"Chez Tortoni" de Manet, cinco lienzos de Degas y piezas variadas que incluían un jarrón chino de bronce y el accesorio de un arma de Napoleón.

Pinturas renacentistas, entre ellas un Tiziano, la obra más valiosa de la colección, ni las tocaron. A algunas les cortaron el lienzo por el borde, y dejaron el marco. La obra "El retrato del padre" de Rembrandt ya había sido robada en Serbia diez años antes y luego recuperada en España. Rembrandt salvaba por lo menos a su padre de la tormenta.

Cuando se fueron sin ser sorprendidos, coronaron con éxito el robo de arte más grande de la historia, en cuanto al valor de obras robadas. Se llevaron arte por más de 700 millones de dólares y hoy, casi un cuarto de siglo después, los investigadores continúan sin encontrar a los autores.

El Museo Isabella Stewart Gardner es una mansión elegante del Boston aristocrático con una colección de más de 2.500 obras de arte europeo, asiático y americano, incluyendo pinturas, tapices, y artes decorativas. Se fundó con la colección privada de la dama de igual nombre, en un palacio que era su residencia habitual.


Desde este robo que golpeó duramente al museo privado más famoso de Estados Unidos, el FBI hace rutinariamente análisis de ADN y toma huellas a los sospechosos de otros robos de arte y el museo ofrece una recompensa de 15 millones para quien suministre datos relevantes, sin hacer preguntas.

Hasta la fiscal Carmen Ortiz ha ofrecido inmunidad y un indulto a cambio de recuperar las obras.
Los investigadores han ido descartando algunas de las teorías más populares -hoy leyendas urbanas- como la de que el robo fue planeado por un solitario coleccionista de arte multimillonario o la de que fue perpetrado por un famoso gángster de Boston, Whitey Bulger, quien fue interrogado en su día.

Lo más probable es que los ejecutantes fueran los dos de Boston y conocían el sistema de seguridad del museo, incluido el hecho de que no había ninguna alarma conectada a la policía que sonara al detectarse la presencia de extraños. Pero también es posible que no estuviesen al tanto de la magnitud del robo que estaban cometiendo.

“Me imagino a estos tíos al despertarse al día siguiente, leyendo el periódico y ríendose: 'Oye tu, aquí dicen que cometimos el robo de arte más grande de la historia”, comentó después Anthony Amore, director de seguridad del museo, el cual no fue despedido porque no era sospechoso.

Pasaron 31 minutos antes de que fuesen detectados por primera vez por un sensor de movimiento al subir al segundo piso, donde se encontraban las obras más valiosas, según un informe del FBI.
Los investigadores creen que la primera obra grande que se llevaron fue “Tormenta en el Mar de Galilea”, un Rembrandt, de 1633. Los ladrones colocaron el cuadro en el suelo, y cortaron cuidadosamente el lienzo con una hojilla de afeitar.

También arrancaron de la pared, pero no se lo llevaron, un autorretrato de Rembrandt que era uno de los cuadros más costosos del museo. Ese fue uno de varios misterios que los investigadores no han logrado resolver al analizar paso a paso el recorrido que hicieron los asaltantes, establecido gracias a los detectores de movimiento.

Luego se apoderaron de “Paisaje con un obelisco” de Govaert Flinck, y de un segundo Rembrandt, al que también separaron del marco, “Una dama y un caballero en negro”, de 1633.

El cuadro más valioso que se llevaron fue “El concierto”, de Vermeer, un óleo de 1660. Es uno de los 36 trabajos apenas conocidos del pintor holandés (aunque las falsificaciones buenas abundan) y se calcula que cuesta hoy más de 250 millones, según Amore.

El más veterano de los ladrones dejó a su compañero llevarse lo que quisiera, pero éste se apoderó sólo de algunas obras menores (unos dibujos de Degas) e ignoró arte millonario, incluidos dos Botticelli. También desechó una bandera de un regimiento histórico de Napoleón (campaña de Rusia) y valiosas cartas con la firma del militar francés.

El misterio final-según la policía- es cómo hicieron los gángsters para regresar al primer piso sin activar censores (en contra de la técnica más sofisticada) ignorando nuevamente obras costosas para llevarse minucias. Algunos entendidos opinan que ignoraron cosas importantes precisamente para despistar a la policía sobre sus conocimientos de arte y sabían bien borrar pistas porque al salir del palacio los ladrones entraron en la oficina y se llevaron el único vídeo de su delito, una cinta de VHS.


El agente del FBI Geoffrey Kelly, al frente de la investigación durante años, aún hoy duda que los ladrones destruyeran los cuadros y que todo este show tan caro fue una venganza contra los dueños del museo, el gobierno o para desacreditar aun más al FBI.

Ulrich Boser, autor del libro “El robo del Gardner” y académico del Center for American Progress, está convencido de que el robo fue perpetrado por ladrones del Boston selecto y que probablemente ya no tendrán las obras en su posesión, si viven. “No puedes ofrecerlas en eBay ni llevarlas a una casa de subastas. Y tampoco lo intentaron. Internet suele ofrecer a veces soluciones útiles.


La verdad del saqueo religioso-político de los tesoros islámicos de Kuwait 

El Museo Nacional de Kuwait y el Dar al-Athat al-Islamiyya (la casa de antigüedades islámicas) fueron saqueados durante la ocupación de siete meses por parte de Irak, que desató la Guerra del Golfo. Los edificios históricos fueron incendiados a continuación. Los dos museos albergaban una colección de arte islámico y uno de los mejores del mundo, seleccionado por la familia de Al Kuwait Sabah, en los años 70 y 80. Cerca de 20.000 piezas-incluidas las armas, armaduras, cerámicas, objetos de barro, las focas y las artes decorativas de la antigua Persia, el Egipto mameluco y los emperadores de Mughal en la India y Kuwait de la Edad del Bronce se empaquetaron cuidadosamente en cajas y se llevaron al Museo Nacional de Irak en Bagdad, en un convoy de 17 camiones. Todo manu militari.

Había pesimismo sobre las perspectivas de conseguir la devolución a Kuwait de nada de lo robado oficialmente, excepto mediante la compra de partes y piezas en el mercado negro, pero un pequeño equipo de comisarios kuwaitíes llegó a Bagdad seis meses después del alto el fuego. Entre el 16 y 20 de octubre 1991, unas 16.000 piezas habían sido devueltas.

El masivo robo de arte recuerda el comportamiento de los conquistadores en las guerras anteriores, incluidos los monarcas europeos y Napoleón. Y la intención de Saddam -como la de éstos- o la de Goering el segundo de Hitler -fue más allá de saqueo. No tenía nada que ver con la invasión yanqui a Irak ni con el petróleo. Era un capítulo de una guerra santa. Lo que Hussein quería era borrar del mapa artístico e islámico al emir de Kuwait. Y dejar en cero la identidad histórica y cultural de ese pequeño reino. Fue una aventura realmente satánica manchada de sangre.


Edvard Munch, desde su tumba, vuelve a lanzar no uno sino muchos gritos al hombre moderno… sirviéndose de ladrones

El grito (en noruego Sric), es el título de cuatro cuadros del noruego Edvard Munch (1863-1944). Y últimamente ha sido actualidad por los robos de la obra. La versión más famosa del “Gito” se encuentra en la Galería Nacional de Noruega y fue completada en 1893. Otras dos versiones del cuadro se guardan en el Museo Munch, también en Oslo, mientras que la cuarta versión pertenece a una colección particular. En 1895, Munch realizó también una litografía con el mismo título.

En los últimos años, la obra, en variaciones diferentes, ha sido objeto de robos de gran repercusión mediática. La versión más conocida, la de la Galería Nacional, fue robada en febrero de 1994, y fue recuperada en una acción policial ocho semanas más tarde. En agosto de 2004 se produjo un robo violento de una de las versiones expuestas en el Museo Munch, que fue objeto de diversos reportajes.


La versión que llevaba 70 años en manos del noruego Petter Olsen, cuyo padre había sido vecino, amigo y luego mecenas de Munch, fue subastada el 2 de mayo del 2012 por 119, 9 millones de dólares (91 millones de euros), en la casa Sotheby's de Nueva York, convirtiéndose así en la obra más cara vendida en una subasta, incluidos “Los Girasoles” de Van Gogh.

Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que simboliza al hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial. El paisaje del fondo es Oslo visto desde la colina de Ekeberg. El grito está considerado como una de las más importantes obras del artista y del movimiento expresionista, constituyendo una imagen de icono cultural, semejante al de la Gioconda de Leonardo da Vinci. El eco conseguido por el grito de Munch, sólo puede compararse con el “Guernica” de Picasso y el mensaje es también edificante y digno de escuchar.

El cuadro es abundante en colores cálidos de fondo, luz semioscura y la figura principal es una persona en un sendero con vallas que se pierde de vista fuera de la escena. Esta figura está gritando, con una expresión de desesperación. En el fondo, casi fuera de escena, se aprecian dos figuras con sombrero que no se pueden distinguir con claridad. El cielo parece fluido y arremolinado, igual que el resto del fondo.

Esta versión de The Scream (Skrik), que data de 1895, es una de las cuatro composiciones de este tema y la única en manos privadas, expuesta por primera vez en Londres en Sotheby's a partir del 13 de abril.

En Nueva York, y también por primera vez, estuvo expuesta a partir del 27 de abril antes de la subasta. La obra pertenece en origen al magnate de negocios Petter Olsen, cuyo padre Thomas fue el mejor amigo, vecino y patrono de Munch. Y quien mejor conoció al genio.

"Esta es una de las pocas imágenes que transcienden a la historia del arte y tiene un alcance a la conciencia global. El Grito expresa hoy en día un poder posiblemente aún mayor del que cuando fue concebido. En un momento de interés crítico para el artista y con el 150 aniversario de su nacimiento que tendrá lugar en 2013, esta primavera resulta ser un momento particularmente propicio para que El Grito salga al mercado", señaló Simon Shaw, Senior Vice President y encargado del Departamento de Arte Impresionista y Moderno de Sotheby's en Nueva York. No es usual que íconos tan importantes del arte salgan a subasta.


Los Amigos del Arte denuncian al rey Don Juan Carlos por la sustracción de las colecciones del Museo del Prado procedentes del Duque de Hernani

Una investigación oficial sobre los fondos del Museo del Prado, elaborada a partir de los documentos de la Comisaría General del Servicio de Defensa de Patrimonio Artístico Nacional (C.G.S.D.P.A.N) descubre que entre los años 1975-1994 fueron sustraídas de los depósitos del museo más de cien obras de grandes maestros, correspondientes a la colección Duque de Hernani. Algunas de ellas han aparecido después en otros museos tales como Meadows de Dallas, Museo de Bellas Artes de Chicago, Metropolitano de Nueva York y MASP de São Paulo.


Los cuadros salían de España con permisos de exportación definitivos de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes Culturales, como obras de escuela española, holandesa o italiana. Y una vez llegados a su destino, el museo correspondiente "descubría" la verdadera autoría. El robo, que afecta además a otras 500 obras calificadas como Bienes de Interés Cultural, podría alcanzar el valor económico del billón de dólares (mil millones).

La investigación concluyó también que el superrobo se había organizado desde el Ministerio de Cultura ya que, paralelamente al robo habían sido sustraídos los expedientes de la colección de los archivos del Instituto del Patrimonio Histórico y habían sido borrados los datos de los cuadros robados posteriores al siglo XIX en el Inventario General de Pinturas del Museo del Prado.

Circunstancias estas, que escapan a cualquier banda organizada de delincuentes pero que están al alcance de las Instituciones del Estado. La Dirección General de Bellas Artes utilizó a testaferros para liberar fondos del Legado Villaescusa mediante adquisiciones a favor del Museo del Prado de algunos de los cuadros robados.


Algunas de las obras robadas

Bassano, Brueghel, Caravaggio, Carpaccio, Carreño, Crespi, Dosso, El Greco, Fyt, Goya, Goyen, Greber, Holbein, Mengs, Neer, Van der, Ostade, Van, Poussin, Rafael, Rembrandt, Ribera, Rubens, Ruysdael, Sanchez Cotan, Stanzione, Steenwyck, Teniers, Tiziano, Vaccaro, Verones, Zurbaran
El Rey, haciendo uso de la Pragmática de Carlos III, otorgó un Real Decreto en el que modifico el orden de suceder del Ducado de Hernani para colocar a su familia como sucesora del Ducado. Este decreto, unido a la alteración de los inventarios y registros, permitía deducir que los cuadros eran de la Familia Real desde tiempo inmemorial, con la peculiaridad de que las obras se encontrarían en el extranjero desde el siglo XIX. Por tanto, las obras se podían vender sin que se descubriera que eran Bienes de Interés Cultural.

Las consecuencias políticas y sociales de este tremendo expolio han llevado a los tribunales españoles a bloquear todas las denuncias presentadas al respecto. La Administración española, por su parte, ha optado por silenciar a los medios de comunicación. El Tribunal de Cuentas, sin embargo, ya ha reconocido la existencia del robo en el Museo del Prado pero no quiere señalar a los culpables.
El Gobierno español no ha asumido ninguna responsabilidad

Nota de redacción. Los hechos que aquí se relatan han sido tomados del Círculo de los Amigos del Arte y se pueden encontrar en los siguientes enlaces

www.patrimoniocultural.net

ww.museo.tripod.com.br

www.tribunadelpueblo.com

www. correntroig.com

www.grupotortuga.com/el Círculo de los Amigos



Fuente: Globomedia

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