Al final de la página o en siguiente encale está habilitado un acceso a la Base de datos de Objetos robados de la Guardia Civil e INTERPOL.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ojo con los embusteros


EL MERCADO DE LAS ARTES EN URUGUAY PERMITE CUALQUIER COSA. LA VENTA DE OBRAS ROBADAS Y LA FALSIFICACIÓN CONTAMINAN EL MISMO. NO HAY NORMA QUE PROTEJA AL CONSUMIDOR.




En Uruguay el mercado de las artes es muy reducido, pero cualquier moneda sirve. Los remates, las subastas, las galerías, Mercado Libre y todo lo que es compra-venta de objetos y piezas de arte están siendo observados por potenciales clientes como forma de iniciar una colección, acrecentar la ya existente o diversificar el portafolio inversor.
El mercado de las artes en el país tiene algunos agujeros por los cuales se cuela la falsificación, la obra de arte robada o sin certificación de firma de autor.
Veamos un caso. Recientemente Gomensoro remató una obra que había sido denunciada por robo. Interpol la tenía como registrada y sin  embargo salió al mercado de la subasta. La señora Solange Moller de Berg –hija de un artista- había denunciado el robo de las obras hace algunos años. Supone la familia del artista que muchas obras fueron a parar a mercados más atractivos en cuanto a precios y fuera de los controles policiales.
Ocurre con obras robadas al Estado. Esos trabajos no salen a la luz pública en Uruguay pero es muy posible –si las firmas son de relevancia- que se coloquen en galerías o clientes del exterior, sin descartar que un Barradas robado engalane algún living uruguayo.
Hace algunos años se descubrió una triangulación de una galería uruguaya con un alto funcionario español que terminó entre rejas.
El otro componente de esta historia es la falsificación. En Uruguay son escasas las galerías que emiten certificado de autenticidad (El Portón de San Pedro es una de ellas). En los remates, los propietarios de los mismos no garantizan autenticidad de las obras rematadas. Le dan valor al hacer el catálogo, pero en el mismo y al final –con letra pequeña- dicen que no garantizan autenticidad de los trabajos rematados.
No hay en Uruguay legislación que cuide al consumidor de arte.
Hace algunos años este tema fue motivo de reuniones en la Asociación de Galerías del Uruguay, pero esta no tiene vigor ni actividad firme.
Un propietario de galería dijo a Retazo de los Cielos: “No puede ser que cualquier fantasma te venda espejitos de colores y cuando te avives no tengas a quien reclamar”.  “Se permite el delito abierto y descarado”, subrayó.
En verdad, quien falsifica una obra o la firma de un autor, es tan delincuente como cualquier otro chorro. Y quien la vende también. Un camino posible es la denuncia del caso en Defensa del Consumidor, aunque está repartición del Ministerio de Economía no tiene antecedentes del tema.
En el mundo hay algunas experiencias interesantes. En España a nivel de la Dirección General de la Guardia Civil hay un sector denominado Grupo de Patrimonio Histórico que vela por el acervo artístico. En EE.UU. el FBI tiene un Archivo Nacional de Arte Robado (NSAF). Es un índice informatizado de obras de arte robadas y de los bienes culturales. El NSAF consta de imágenes y descripciones físicas de los objetos robados y recuperados, además de información sobre el caso de investigación. El objetivo principal de la NSAF es servir como una herramienta para ayudar a los investigadores en los robos de arte y de funcionar como una base de datos de la información de que disponen las fuerzas del orden.
Una ley en Uruguay que atienda este extremo del mercado, no estaría nada mal.

Fuente: El Observador

No hay comentarios:

Publicar un comentario