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viernes, 27 de diciembre de 2013

Los cazadores de tesoros británicos


Cada vez hay más cazadores de tesoros en Gran Bretaña que emplean detectores de metal para localizar tesoros ocultos. Los arqueólogos denuncian esta práctica puesto que perjudica el rastro histórico de los restos. Estos individuos están motivados por el valor de sus hallazgos que puede traducirse a miles de libras.
cazadores tesoros
Entre los objetos a encontrar destacan monedas, armas y útiles antiguos. Algunos cazatesoros tienen tanto éxito en sus hallazgos que han sido acusados por los arqueólogos de saqueo del patrimonio británico, para que esta práctica sea sancionada y prohibida.
Roger Mintey era aficionado a buscar objetos con el detector de metales, pero hace 30 años hallo más de 6.700 monedas de oro y plata que databan de la Edad media. Mintey se puso en contacto con las autoridades, así que mientras que algunas monedas fueron repartidas a los museos, el resto le fueron devueltas, con lo que obtuvo más de 217.000 euros.
Actualmente se calcula que hay más de 10.000 personas que emplean detectores de metal en Inglaterra y Gales. EN realidad han causado impacto porque en 2011 casi  un millón de aparatos fueron hallados por estos aficionados caza tesoros. De estos, casi un millar fueron clasificados como tesoro, entendido como metales preciosos.
Sin  embargo, Christos Tsirogiannis, arqueólogo e investigador de antigüedades ilícitas de la Universidad de Cambridge alerta de que los arqueólogos aficionados están deteriorando yacimientos de gran valor arqueológico. “Cada objeto tiene un valor histórico, especialmente cuando es hallado en una circunstancias determinadas”, explica el experto. Así pues, “si alguna pieza es extraída de forma descuidada o inadecuada por manos inexpertas, estos restos no podrán ser reconstruidos” añade Tsirogiannis.
Además, algunos caza tesoros no muestran escrúpulos y actúan con nocturnidad saqueando lo que encuentran. Ejemplar es el caso del yacimiento del templo romano inglés  en Surrey en los 80, donde más de 20.000 objetos históricos fueron robados y vendidos por todo el mundo. Los expertos afirman que es sencillo vender estos restos a los traficantes porque estos no comprueban si se han obtenido legalmente o no. Por ello, deben incrementarse las penas frente a estos abusos.
Según Tsirogiannis, la solución consiste en prohibir completamente las prácticas de los individuos que utilizan los detectores de metal. Incluido aquellos que buscan objetos por afición, pues sin querer están dañando muestras arqueológicas.
No obstante hay voces a favor de esta práctica pues aporta datos muy útiles a las investigaciones arqueológicas.

Fuente: Red Historia

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