los amigos de lo ajeno quisieron entrar en el templo forzaron las cerraduras de hierro de las dos puertas de la iglesia. No lograron abrirlas para acceder al interior, pero el estropicio que causaron fue considerable: «O cerralleiro estivo alí unha mañá enteira intentando arranxar as portas».
Aunque solo una de las dos entradas, que tiene doble cerradura, da acceso a la nave principal de la iglesia -la otra lleva a la torre del campanario-, forzaron las dos después de intentar, sin éxito, colarse en el edificio por las ventanas.
En vista de lo ocurrido, el párroco se muestra muy preocupado:«Isto vai de mal en peor, non pode ser».
Fuente: La Voz de Galicia
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