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viernes, 7 de septiembre de 2012

Actos vandálicos causan graves daños en la capilla de las Ánimas (S.XII-XX) en Villahormes (Asturias)


El humilladero original, situado en Villahormes, era del siglo XII y quedó arruinado en la madrugada del viernes.


La capilla de las Ánimas, un humilladero a la orilla del Camino de Santiago a su paso por la localidad de Villahormes, cuya edificación original databa del siglo XII, fue arrasada en la madrugada del día 1 de septiembre por «un grupo de desconocidos», según comentaban ayer varios vecinos del pueblo. Y denunciaban que el acto vandálico lo produjeron «unos chavales que iban en dirección a Nueva, de regreso de la fiesta y parrillada que en la noche del viernes se celebró en Naves por San Antolín».
 
La capilla de las Ánimas es un lugar de gran tradición, «como una reliquia», para los vecinos de Villahormes. Ahora se encuentra prácticamente arruinada, sin techumbre, con la cruz destrozada, la puerta de hierro deformada y sin altar interior.
 
Según valoraban algunos lugareños, el humilladero original era «del siglo XII» y está situado en un margen del Camino Real, «la vía por la que Carlos V llegó a Llanes». La última reforma la realizó hace ocho años el cantero local Pedro Sánchez Peláez, quien precisó ayer que «hace tres años ya tuve que hacer otra pequeña reparación porque habían robado el dintel». Y, a grandes rasgos, adelantó que el coste de la obra actual «no va a ser inferior a 2.000 euros».
 
El humilladero se encuentra situado en el lugar conocido como Piedramediana, en la salida del pueblo hacia Nueva. La vecina Concepción Solís, de 82 años, recordaba ayer que, como servicio a la capilla, había «una familia que se encargaba de tocar la campanilla por la noche». Y en pago a esa arcaica actividad «se les dio una finca en propiedad». Otra vecina, Ana María Ardisana, matizaba que los autores del destrozo «son gente sin conciencia y vinieron a romperlo a propósito. Podrían estar muy borrachos pero ya llegaron con esa intención». Y la joven Lucila Sobrino explicaba que en el dintel de la capilla había una inscripción que decía «no pases sin rezar» y eso es «lo que siempre me recordaba mi abuela cuando caminábamos por este lugar».
 
 
Fuente: El Comercio
 

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