´Saltando a la Comba´ y ´La Danza´, antes de su desaparición. |
Estado en el que fueron encontradas por la Policía. |
Los responsables del expolio son dos individuos de 20 y 45 años de edad, respectivamente. El primero arrancó las dos esculturas que se exhibían en el Parque Escultórico de Murcia desde que Antonio Campillo las donó a la ciudad, poco antes de morir. El segundo, de nacionalidad boliviana, se hizo cargo de ellas una vez despedazadas, pagando al primero la cantidad que estipula el mercado de metales usados para proceder a su fundición.
Este “crimen contra el patrimonio artístico” representa un “atentado a la cultura, a la sensibilidad de un pueblo y de la sociedad en general", según la fundación que administra el legado del escultor, que condena "plenamente a los autores materiales, a los inductores y a los cómplices de tal acto", gente que califica como “carente de sensibilidad".
Para la Justicia española, el delito quedará como un simple “hurto”, puesto que ninguna persona fue amenazada ni violentada. El castigo para su autor no irá mucho más allá de los dos años de cárcel, si es que carece de antecedentes penales y puede acreditar algún atenuante como la adicción a las drogas. Quien compró las esculturas para fundirlas como chatarra será acusado de “receptación”, delito que la legislación española castiga con un máximo de dos años de internamiento. Los dos presuntos delincuentes se encuentran ya en libertad, a la espera de un juicio que probablemente no se celebre antes de tres años.
Las obras destruidas son ´Saltando a la Comba´ y ´La Danza´, dos esculturas en bronce que pesan alrededor de 60 kilos, y que forman parte de un grupo de nueve piezas donadas a la ciudad de Murcia por Antonio Campillo. Ambas fueron arrancadas de sus peanas, no sin esfuerzo, en lo que supone “una atrocidad irreparable”, según el alcalde murciano, Miguel Ángel Cámara. Ahora el parque dedicado al artista fallecido en 2009 aparece incompleto, aunque la presencia policial se ha hecho mucho más visible desde que se produjo el vandálico suceso.
Este robo de Murcia viene a sumarse a una larga cadena de delitos protagonizados por chatarreros que destruyen el patrimonio artístico para obtener unos pocos euros. Es lo que sucedió también en noviembre de 2010 con una escultura de Eduardo Chillida valorada en 1,5 millones que se vendió por 30 euros en la localidad madrileña de Getafe para ser fundida como material reciclable.
Fuente: Arteselección
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