Intentan robar en las iglesias de Borneiro y Baio y dañan los sgrarios, del siglo XVIII (La Coruña)

Los ladrones entraron por una ventana e incluso se tomaron su tiempo para retirar una vieja barra de hierro que les impedía el paso

Los párrocos de Borneiro (Cabana) y Baio (Zas) quedaron desconcertados cuando el sábado se encontraron con la desagradable sorpresa de que alguien había entrado a robar en sus respectivas iglesias con los sagrarios reventados. En ambos casos, forman parte de los retablos datados en el siglo XVIII.

Francisco Espasandín, cura de Santa María de Baio, se dirigió ayer al cuartel de Vimianzo para presentar la correspondiente denuncia. El sábado por la tarde recibió un aviso de la mujer que cuida la iglesia de que alguien había desordenado parte del inmobiliario y del vestuario del templo, posiblemente buscando un dinero que no encontraron. El sacerdote piensa que «seguro que imaxinaron que o gardaba no sagrario e rebentárono». Lo había restaurado no hace mucho y ahora tendrá que repararlo de nuevo. Lo más difícil será recomponer la zona astillada.

Según relata Espasandín, los cacos entraron por una ventana posterior del edificio religioso. Incluso se tomaron su tiempo para retirar una vieja barra de hierro que les impedía el paso.«Revolveron todo por dentro», explica. Está claro que «desmontaron todo para ver se atopaban cartos, pero non os había», apunta. Lema Suárez, estudioso del arte sacro de la comarca de Soneira, explica que el sagrario forma parte del retablo esculpido en 1740 en el taller de Borneiro (Cabana) por el artista Juan Martínez, el primero de una estirpe de artistas.

Del mismo autor y de la misma época es el sagrario de la parroquia vecina de Borneiro (Cabana). Como en el caso anterior, el párroco, Antonio Méndez, se topó con sus vestiduras revueltas y el sagrario reventado. Méndez Farto, como en el caso anterior, dice que los ladrones«enganáronse»: creyeron que había dinero y no se toparon nada. Se llevaron, no obstante, una medalla de la Virgen del Carmen. En este caso, entraron por la puerta principal, que fue forzada. «Debeu ser na noite do venres», comenta Antonio Méndez, un clérigo que aunque ronda los ochenta años aún toca el órgano en las iglesias.

Fuente: La Voz de Galicia