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domingo, 26 de mayo de 2013

Los expoliadores andaluces se fijan en Castilla y León


Bandas organizadas procedentes de las provincias de Sevilla, Granada y Córdoba han puesto en su punto de mira a los yacimientos arqueológicos de Castilla y León. El expolio de estos testigos de la historia, unos 23.000 inventariados en la región, se ha convertido en una de las principal preocupaciones de la Guardia Civil en Castilla y León en la defensa del patrimonio histórico, especialmente tras detectarse en varios lugares de la Comunidad la presencia de estas bandas.

Así lo reconoce en una entrevista con la agencia Ical, el jefe del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, el comandante Jesús Gálvez, quien alerta de que “no nos enfrentamos a la persona que de forma esporádica sale al campo con un simple detector de mentales, sino que estamos ante bandas que utilizan georadares y detectores de huecos y que actúan de noche en yacimientos conocidos”.

Mientras que en los últimos años los delitos contra el patrimonio han descendido considerablemente tanto en Castilla y León como en el conjunto de España, hasta caer en la región a una media anual de poco más de un treintena -un centenar en todo el país-, todo lo contrario ocurre con los expolios en yacimientos arqueológicos, según los datos que maneja el Seprona, que superan los 160 en Castilla y León y el medio millar en el conjunto nacional.

En este sentido, el comandante destaca la necesidad de modificar la legislación actual para perseguir este tipo de delitos, ya que ahora la única forma de poder imputar a estos delincuentes es sorprenderlos mientras realizan el expolio. “Desde el punto de vista de la investigación criminal, el problema que nos encontramos para esclarecer un expolio arqueológico es que, al contrario del robo de un pieza concreta, de la que tenemos fotografías y una denuncia concreta, aquí nos resulta muy difícil demostrar el lugar concreto del que proceden las piezas y cuándo han sido expoliadas”.

Por otra parte, entre las razones de la reducción de los robos contra el patrimonio, Gálvez destaca las medidas preventivas que desde las distintas administraciones se están adoptando, incluidos los planes de seguridad de la propia Guardia Civil y del Plan de Defensa del Patrimonio Histórico. La última de las medidas se puso en marcha a principios del pasado año, en colaboración con los distintos gobiernos regionales, y consistió en la elaboración de mapas con la ubicación de los edificios que guardan destacadas obras de artes, así como de los yacimientos arqueológicos, con el fin de que incorporar estos lugares a los recorridos habituales de las patrullas de seguridad ciudadana y del Seprona. Además, en dichos mapas también figura una clasificación de prioridades en función del valor de los bienes, “algo que nos resulta fundamental a nosotros a la hora de conocer el grado de amenaza”.

Otra de las razones que también ha contribuido a la reducción de este tipo de delitos ha sido la catalogación de todas las piezas, especialmente por parte de las diócesis, algo que permite a los investigadores saber qué se ha robado y que, al contrario de los ocurría hace unos años, dificulta mucho a los ladrones introducir la pieza en el mercado.


Colaboración con la Junta. Además, Gálvez destacó que Castilla y León, junto con Andalucía, son las comunidades autónomas que más están luchando contra los delitos contra el patrimonio y con las que se mantiene una colaboración mas estrecha. “En muchas ocasiones son las propias administraciones las que nos piden asesoramiento y, como ejemplo, puedo señalar que en Castilla y León, a iniciativa de la Junta, llevamos dos años impartiendo conferencias sobre medidas de seguridad para proteger el patrimonio”.

El perfil del ladrón de obras de arte no responde a ningún estereotipo y la Guardia Civil se enfrenta a delincuentes comunes y a bandas organizadas y especializadas en el robo de antigüedades que saben cómo introducir las piezas en el mercado negro. En este sentido Gálvez puso como ejemplo el reciente juicio celebrado en Palencia a un grupo dedicado al robo de antigüedades. Los seis detenidos, entre los que se encontraban dos palentinos, estaban acusados de once delitos de bienes de valor histórico y tenencia ilícita de armas, después de que en el marco de la operación 'Temple' la Guardia Civil les detuviera en octubre de 2005 a raíz de los robos cometidos en iglesias y palacetes de Castilla y León y Castilla-La Mancha, incluida una propiedad de Carlos Falcó, Marqués de Griñón.

En el caso de los robos de las bandas especializadas, Gálvez destaca que las investigaciones policiales se suelen prolongan durante años, dado que los ladrones tardan bastante tiempo en intentar colocar las piezas en el mercado. “Una vez cometido el robo, intentan llevar la pieza lo más lejos posible del lugar del delito para, meses después, comenzar su blanqueo y su introducción en el mercado legal, que es la forma de lograr una importante cantidad de dinero. La persona que realiza el blanqueo no es el propio ladrón, es un intermediario que ante el anticuario asegura que se trata de una pieza de su propiedad. Así, en los libros de policía de los anticuarios no aparece ninguna persona sospechosa o con antecedentes”, explica el comandante.

Como ejemplo de operación policial compleja y larga en el tiempo se refirió a la recuperación a finales de 2012 de un tapiz robado en 1979 por el célebre Erik el Belga, uno de los mayores delincuentes de obras de arte en España. La pieza fue sustraída en la catedral de Roda de Isábena (Huesca) y tras pasar por anticuarios de varios países europeos acabó en manos de un coleccionista de Houston (Estados Unidos).

En este sentido, Gálvez destacó que la Guardia Civil tiene en los anticuarios a unos grandes aliados, “ya que ellos son los primeros interesados en que no existan piezas robadas en el mercado, aunque como en todos los gremios también hay alguna oveja negra”.


Operaciones destacadas. Entre las investigaciones más destacadas realizadas por la Guardia Civil en Castilla y León en los últimos años cabe destacar la 'operación Bajado', realizada en Valladolid en 2011 y que se saldó con un detenido y el esclarecimiento de nueve robos en iglesias de la provincia de las que habían sustraído objetos litúrgicos de plata, que hasta el momento no han podido ser recuperados.

También en 2011, pero en este caso en la provincia de Ávila, se desarrollo la 'operación Alejandro', con la que se recuperaron siete pinturas de autores como Sorolla, Dalí y Doré, obras que fueron robadas en octubre de 2002 de una urbanización de la localidad de Maello, y que fueron localizadas cuando se trataban de vender en una galería de Londres.



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