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domingo, 11 de noviembre de 2012

Sale a subasta una pieza robada de la capilla Anaya de la Catedral Vieja de Salamanca


¿Cuándo y cómo comenzó el vuelo de un revoltoso ángel que trae de cabeza al Cabildo de la Catedral de Salamanca? Esta es la pregunta a la que trata de responder la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Judicial, cuya presencia ha sido necesaria para intentar esclarecer un nuevo embrollo con el patrimonio catedralicio salmantino, esta vez con la magnífica reja de la capilla de Anaya como protagonista.
 
Figura de un angel similar al robado de la Catedral Vieja de Salamanca
 
Todo comenzó en los primeros días de octubre. Un historiador puso al Cabildo sobre la pista de la inminente salida a subasta en la prestigiosa casa Fernando Durán de una pieza, un pequeño ángel de 34 centímetros de altura, que probablemente procedía de la reja que rodea al sepulcro del arzobispo Diego de Anaya, situado en la capilla a la que da nombre en el claustro de la Catedral Vieja salmantina.
 
El Cabildo se puso rápidamente en movimiento a través sus asesores artísticos y lo primero fue acudir a la reja para constatar que, efectivamente, del conjunto faltaban no uno sino dos ángeles con escudo de los cuatro que, según distintos testimonios gráficos que se conservan en el archivo catedralicio, custodiaban originalmente las esquinas del monumento funerario.
 
Tras tener acceso al catálogo de subastas de la casa Durán, el Cabildo constató la evidente similitud de la pieza con los originales que permanecen en la reja y, para su asombro, comprobó cómo en el catálogo se incluía textualmente que la procedencia de la pieza era la Catedral Vieja de Salamanca.
Tras esta primera aproximación al problema, los representantes de la seo pusieron el asunto en conocimiento del subdelegado del Gobierno en Salamanca, Javier Galán, quien de inmediato hizo llegar el caso a la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Judicial.
 
En ese momento, una semana antes de la fecha fijada para la subasta (el 18 de octubre), el Cabildo solicita la retirada del catálogo de la pieza, pero ante la negativa de la casa de subastas –que amenaza con hacer pesar sobre el templo una querella por posibles daños y perjuicios–, opta por presentar denuncia por robo de las piezas que faltan de la reja original y esperar acontecimientos.
 
Entre tanto, las gestiones ante el Ministerio de Cultura permiten que la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico declara «inexportable» la pieza por considerarla un elemento valioso de un bien patrimonial español protegido con declaración de Bien de Interés Cultural. Tal vez por esta cautela legal o por su precio de salida, fijado en 15.000 euros, lo cierto es que el ángel no encontró comprador, aunque permaneció en el catálogo 'on line' de subastas de Durán hasta que la noticia comenzó a divulgarse en los medios de comunicación.
Escándalo y retirada
 
Tras el escándalo en Salamanca, el ángel fue retirado de subasta temporalmente, si bien según la documentación presentada ante la Policía Judicial, la pieza acumula un gran número de transacciones de compra-venta a lo largo de los años, con marchamo de legalidad y partiendo de un origen en el que se habla de una «réplica» de las piezas originales de la reja.
 
A pesar de esa consideración, el ángel no salía a subasta como copia, sino como original, y su elevado precio parece proceder más que por su valor material o artístico por el hecho de proceder de la reja de la catedral salmantina. Según las averiguaciones del Cabildo, los ángeles que faltan de la reja fueron sustraídos en los primeros 30 años del siglo XX, por lo que es complicado seguir la pista de la pieza y reclamar su devolución.
 
A pesar de la antigüedad de la sustracción, anticipando bastante en el tiempo lo que en un primer momento se pensó un robo de los años noventa, la noticia vuelve a evidenciar las dificultades de la Catedral para garantizar la integridad de un amplísimo patrimonio distribuido en 15.000 metros cuadrados.
 
Si quiera, quizá este nuevo caso sirva para realzar el valor de la primorosa reja del siglo XVI, rodeando un magnífico sepulcro de alabastro realizado en la misma época por un maestro de Renania. Dos tesoros que junto con algún otro (el órgano mudéjar del siglo XIV o el sepulcro de don Gutierre de Monroy y su esposa, el más dulce retrato funerario de la época), pasan injustamente desapercibidos.
 
 
 

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