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sábado, 20 de octubre de 2012

He robado una obra de arte y ahora... ¿Qué?


Pese a la dificultad de vender obras de arte famosas robadas, las obras de Picasso son víctimas de robo con más frecuencia que las de cualquier otro artista, según el Registro de Arte Perdido, que tiene una lista de más de 1.000 Picasso desaparecidos.

El plan puede ser perfecto, el botín incalculable y el robo perfectamente ejecutado. No obstante, los ladrones de arte rara vez tienen en cuenta cómo se harán ricos con sus obras maestras robadas, dijeron expertos en delitos vinculados al arte.

El 15 de octubre fueron robadas del museo Kunsthall, en la ciudad holandesa de Rotterdam, siete pinturas, entre éstas, obras de Pablo Picasso, Claude Monet, Henri Matisse, Paul Gauguin y Lucian Freud. El valor total podría ascender a US$130 millones, pero en tanto se trata de bienes robados, las pinturas efectivamente no tienen valor, dijo Olivia Tait, gerente de clientes europeos en el Registro de Arte Perdido, una base de datos online de arte perdido.

“A primera vista, el robo de arte parece una forma fácil de obtener dinero –después de todo, no se consiguen US$5 millones asaltando un banco”, dijo Tait por teléfono desde Londres. “Los delincuentes no piensan en el hecho de que después no pueden revender las obras de arte. Entonces se dan cuenta de que no pueden pasar las fronteras porque aparecen en todas las bases de dato de la policía”.

El robo de Rotterdam es considerado uno de los atracos en el mundo del arte más espectaculares de las últimas décadas. Incidentes comparables son el robo de 2010 de cinco pinturas –también obras de Picasso y Matisse- del Musée d’Art Moderne de París, y el robo de 1990 en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston de obras de arte estimadas en US$500 millones.

ESCONDIDAS Y ABANDONADAS


En ninguno de estos casos se recuperaron las obras perdidas. Una vez que los ladrones toman conciencia de la dificultad de convertir las obras maestras robadas en efectivo contante y sonante, a menudo esconden o abandonan las pinturas, que pueden no reaparecer durante decenios –si es que aparecen.

"40% de las obras de arte robadas retornan dentro de los siete años”, dijo Ton Cremers, que fue jefe de seguridad en el Rijksmuseum de Ámsterdam durante 14 años y desde entonces asesora a más de 450 museos en materia de seguridad como consultor independiente. “Si no retornan en 10 años, las probabilidades de que sean recuperadas son muy escasas”.

A veces las pinturas son incluso destruidas o dañadas por los delincuentes que se las llevaron, dijo Lynda Albertson, directora ejecutiva de la Asociación para la Investigación de Delitos contra el Arte. El ladrón que robó “Paloma con Guisantes” de Picasso del Musée d’Art Moderne en 2010 “lo arrojó a un contenedor poco después del robo y el contenedor fue vaciado antes de poder recuperar la obra”, dijo Albertson.

Pese a la dificultad de vender obras de arte famosas robadas, las obras de Picasso son víctimas de robo con más frecuencia que las de cualquier otro artista, según el Registro de Arte Perdido, que tiene una lista de más de 1.000 Picasso desaparecidos.

“Todos saben quién es, aun personas con un par de años de escuela secundaria”, dijo Cremers. “Éstos no son expertos en arte. Sólo en las películas aparecen ladrones expertos. En la vida real, se trata simplemente de delincuentes comunes que también roban autos y venden drogas”.

De tanto en tanto, “las obras se comercian en el mercado negro, canjeadas por armas por ejemplo”, dijo Tait. “Pero en nuestros 20 años de historia, nunca hemos enfrentando una situación estilo Hollywood en la que un coleccionista de arte apasionado contratara ladrones para robar obras de arte específicas”.

Las pinturas robadas en el Kunsthal de Rotterdam pertenecen a una colección privada llamada Fundación Triton, iniciada por el empresario holandés Willem Cordia, que murió en 2011, según la agencia de noticias holandesa ANP. Integran la colección alrededor de 250 pinturas, dibujos y esculturas del período comprendido entre 1860 y 1970.

Son obras muy documentadas y para los ladrones no será posible venderlas, dijo el director del Museo Kunsthal de Rotterdam inmediatamente después del robo de siete pinturas –grandes obras de Picasso, Monet, Matisse, Gauguin, Lucian Freud– de valor incalculable. Para qué ponerles valor si están fuera del mercado. Lo estaban antes, por pertenecer al museo. Y lo están ahora mucho más: se han convertido en papas calientes que nadie quiere llevarse a la boca. Que se entienda: no digo que no haya razones para que alguien robe obras maestras de arte. Debe haberlas, y bastante buenas, ya que el robo de arte es bastante común. Digo que no puedo imaginar cuáles son. La idea de que alguien de muchísimo dinero le encargue el robo a una banda para luego recibir el botín y no tener más remedio que esconderlo parece disparatada. Nadie tiene buen arte para esconderlo. No existen los coleccionistas secretos. Leí por ahí que, en realidad, no se trata de robos sino de secuestros de arte. Secuestran las obras para luego pedir rescate por ellas a las compañías de seguro. Tampoco me parece una teoría sensata. ¿Cómo se devuelve una obra de esas características? ¿Cómo sabe quien la recibe de regreso, que no está recibiendo una copia? ¿Tiene que ir al rescate con académicos y expertos para certificar que es el original? Los secuestradores, es decir, esa banda organizada de ladrones profesionales, ¿saben cómo tratar las pinturas mientras negocian el rescate? ¿Conviven en ellos el saber del mafioso y el del amante de arte? El que paga el rescate, ¿confía en que recibirá una obra bien tratada durante el cautiverio? Si yo fuera ladrón, creo que evitaría el arte, que es un lío. Optaría por bienes fácilmente negociables. Por ejemplo, dinero. Que sirve para adquirir todo el arte que uno quiera de manera honesta. De todas las que leí estos días, me quedo con la conclusión de Edward Dolnick en el diario inglés The Guardian: los ladrones se equivocan. Robar arte no es un buen negocio. Tienen los cuadros. ¿Y ahora?

Fuente: La Tercera y Clarín
 

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