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miércoles, 21 de marzo de 2012

El Obispado duda de que el plan de seguridad de la Fiscalía frene el expolio de arte en el rural



Los ladrones de un San Pedro en Vilardevós tiraron la talla al monte al descubrir que era la réplica de una más valiosa, del siglo XVI, robada hace 40 años

Lugar donde fue encontrada la talla.
 La Guardia Civil encontró el lunes oculto entre unos matorrales en Cabreiroá, Verín, el San Pedro de madera robado el 30 de diciembre del pasado año en la iglesia parroquial de Santa María de Soutochao, en Vilardevós. Una vez más, solo las piezas que los ladrones desechan en montes y cunetas vuelven a su lugar de culto.

El delegado de Patrimonio del Obispado de Ourense, Miguel Ángel González, admite que salvaguardar el arte en las iglesias del medio rural es complicado, incluso reforzando las medidas de seguridad, pero tampoco ve bien "vaciarlas". El también archivero de la Catedral ha sido el máximo defensor de la creación de un Museo Diocesano en Ourense para custodiar el patrimonio de los templos y para ello cuenta con el apoyo del nuevo obispo, Leonardo Lemos, que aprueba la idea. Sin embargo, González reconoce que "tampoco podemos arramplar con todo" y se muestra partidario de conservar en las iglesias las imágenes que tienen culto".

Respecto al protocolo Igrexa Segura que promueven la Fiscalía de Galicia y la Consellería de Cultura para evitar el expolio en las iglesias a raíz del robo del Códice Calixtino, cree que apenas tendrá efecto en las parroquias del rural ourensano "que están muy desprotegidas". El documento "está bien", dice, "pero las medidas de seguridad que proponen son insuficientes". El delegado se refiere a que la mayoría de los templos están aislados y los ladrones actúan de noche con impunidad, a pesar incluso de las alarmas "que se desactivan sin problema".

El protocolo está pendiente de la firma de los obispos, algo que, según Miguel Ángel González, es posible que no se produzca. El archivero sostiene que el catálogo de medidas es "insuficiente" para las iglesias del medio rural y, además, matiza, "nos han preguntado a los delegados de Patrimonio pero nosotros no somos quienes para firmar nada porque no somos los jefes de esos bienes".

En cualquier caso, los autores de robos en las iglesias del rural tampoco son grandes expertos en arte eclesiástico. Para el archivero, los templos, como las farmacias, forman parte de un "entramado" en el que "una serie de personas va robando lo que puede". La talla de Vilardevós es uno de los casos más recientes.
La pieza realizó un viaje de al menos 25 kilómetros antes de que los ladrones se percatasen de que no era el San Pedro del siglo XVI que este templo custodió hasta que alguien la robó hace ya 40 años. Aquella, con valor artístico y patrimonial, nunca se recuperó porque, entre otras cosas, no existía un inventario de bienes patrimoniales en la Diócesis de Ourense.

La actual, de pasta de madera industrial fabricada en serie en los años 60 para remplazar a la anterior, fue recuperada por la Guardia Civil el pasado lunes después de un periplo de casi tres meses en el que los autores del robo habrían intentado sin éxito venderla en el mercado negro del arte sacro. Esta es, al menos, la versión que maneja la Guardia Civil, que halló la talla en perfecto estado entre los matorrales de un monte próximo a Cabreiroá.

Miguel Ángel González también apoya esta hipótesis y relata incluso la extrañeza que le causó el robo de la talla a finales del año pasado: "Me pareció raro, y así se lo dije a la Guardia Civil, que solo se hubiesen llevado esa pieza que ni siquiera está catalogada como talla de valor y no un San Sebastián barroco que había al lado".

A pesar de que se informó de que el San Pedro robado tenía más de cien años de antigüedad, Miguel Ángel González, autor del inventario de más de 100.000 piezas del patrimonio eclesiástico de la provincia, asegura que ronda los 40. Se trata de una talla policromada, de 70 centímetros de altura, que permanece en el cuartel de la Guardia Civil de Verín, donde se mantiene abierta una investigación para esclarecer lo ocurrido e identificar a los autores.


"Aquí lo más preocupante es lo que se pierde por el paso del tiempo"

"El mayor problema del patrimonio eclesiástico no es el que se pierde por el robo, sino el que no podemos salvar por el paso del tiempo y acaba destruido. Hay retablos que se vienen abajo, imágenes que se convierten en serrín". El delegado de Patrimonio afirma que "lo más preocupante aquí es la falta de inversión en restauración".

Reconoce que la salida al problema "no es fácil" y se aventura a sugerir la venta de aquellas piezas que ya no pueden conservarse en los templos pero que tampoco tienen cabida en un museo. Sería el último recurso para aquellas obras que no puedan ser conservadas ni restauradas por falta de inversión. Sin embargo, la Iglesia no está autorizada a enajenar sus bienes salvo que se los ceda al Estado: "Es un agravio comparativo porque la banca si puede hacerlo. No soy partidario de vender, pero si no hay otra opción sería la única forma de salvar la pieza".

"El museo están bien para evitar robos, pero también para recoger las obras de las iglesias que irán cerrando porque las parroquias se quedan sin gente".


Fuente: El Faro de Vigo.

 

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