Los delitos contra el patrimonio histórico en Albacete, no son algo común, la prueba de ello es que en la última década sólo se han registrado tres robos en los yacimientos de toda la provincia. A pesar de ello, la Guardia Civil vigila constantemente los lugares más valiosos, como explica el jefe del grupo de delitos contra el patrimonio de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial, el sargento Félix Zorrilla. «En Albacete, por las características del terreno, se producen muy pocos delitos de este tipo y los pocos que se han producido se han esclarecido y se ha detenido a gente. Ninguno era de importancia. Yo llevo 13 años al cargo del grupo en Albacete y robos en yacimientos he tenido tres y en todos ellos se ha detenido a los autores».
Concretamente en el primer robo se detuvo a una persona, mientras que en el segundo hubo tres detenidos. «Se les detuvo, se les quitó lo que habían sacado y se quedó depositado en el Museo de Albacete. Eran piezas de mucho valor, unas eran de época romana y las otras de la época de colonización ibérica».
Estos dos robos, se produjeron en dos yacimientos distintos. «Las piezas aquí en Albacete no las vendían, trataban de venderlas en Madrid y otras se las querían guardar en su casa».
El último de estos dos casos se produjo hace cinco años y la operación fue realizada por la Unidad Central Operativa (UCO) de Madrid, concretamente por el Grupo de Delitos Contra el Patrimonio Histórico, que detectó la venta de unas determinadas piezas en Madrid y siguieron el rastro, hasta que llegaron a Albacete.
El tercer caso se ha producido este mismo año y también fue desarrollada por la UCO, que detuvo a doce personas por expoliar yacimientos tanto de Albacete como de otras provincias como Cuenca y Valencia.
Ricos en yacimientos
Este tercer delito se había producido en la zona de Fuentealbilla, donde hay bastantes restos íberos y algunos romanos y es que en la provincia existen multitud de yacimientos, más allá de los más conocidos como el de Minateda (Hellín) o el de Libisosa (Lezuza).
Unos yacimientos de los que la Guardia Civil prefiere no dar datos. «En la provincia de Albacete hay muchos yacimientos, que están perfectamente catalogados y de los que sólo tienen conocimiento o sólo tiene acceso el personal cualificado, no interesa que se sepa mucho de ellos, para evitar que los saqueadores vengan con detectores de metales a reventar un yacimiento. No puedo decir el número exacto, para no dar pistas, pero Albacete es una provincia riquísima en yacimientos arqueológicos de todo tipo. Están en sitios perfectamente localizados y perfectamente custodiados».
Esta custodia es mayor en los sitios más visibles. «En la provincia hay zonas que son más propicias para este tipo de robos, pero también están más vigiladas. Hablamos de los yacimientos más conocidos como Minateda, Libisosa (Lezuza), la zona de la Ribera del Júcar... Los puntos más sensibles están muy controlados, sobre todo por el Seprona, que pasa muy a menudo por la zona».
Pero en todos los lugares donde hay yacimientos hay vigilancia. «Hay rutas de vigilancia para las patrullas rurales. Los comandantes de puesto saben las cosas que tienen en su demarcación, con lo cual se vigilan estas zonas».
Y es que aunque hay yacimientos que cuentan con piezas de poco valor individualmente, son de suma riqueza en su conjunto, como asegura el sargento Zorilla. «El expoliador es un tipo al que le gustan antigüedades como una moneda o una punta de flecha y que descuartiza un yacimiento entero por recuperar unas piezas, que en sí tienen muy poco valor, ya que lo verdaderamente valioso es conservarlas en su contexto, que es como podemos hacer un estudio, para marcar una época, unas costumbres, que no podemos conocer si faltan piezas. El llevarse piezas de un yacimiento, puede arruinar una investigación».
Cometer ilegalidades en este sentido, puede salir muy caro, como explica Zorrilla. «En las infracciones y sanciones administrativas, la multa leve puede ir de 60 euros a 1.500 euros. Una grave de 1.502 euros a 5.025 euros. Una muy grave de 15.000 euros a 150.000 euros. Con los delitos ya hablamos de pena de cárcel. Por causar daños en un yacimiento arqueológico, la pena puede ser de uno a tres años de prisión y hablamos del delito mínimo. El expolio es mucho más».
El robo den Iglesias y lugares similares
En lo que se refiere a los delitos que se cometen en iglesias y santuarios, lo cierto es que en pocas ocasiones se llevan el patrimonio, como asegura el sargento de la Guardia Civil, Félix Zorrilla. «Robos como tal apenas hay, se dan robos en los cepillos de la iglesia y en los lampadarios.
En cualquier caso, para combatir estos delitos la Guardia Civil cuenta con un catálogo de las obras más importantes robadas en España, en Europa y a nivel mundial. De los últimos catálogos que tenemos, son las expoliadas en Irak».
En la provincia se han producido muy pocos delitos de este tipo, pero son curiosos. Hace diez u once años, se robó un Cristo del Santuario de la Virgen de Cortes. «El robo lo habían perpetrado unos gitanos y lo llevaban en el maletero, liado en una manta, no sufrió daños, lo intentaron colocarlo en los pocos anticuarios que tenemos en Albacete y así los descubrimos».
También en Santuario de Cortes, hace tres o cuatro años un grupo de extranjeros fue sorprendido con todas las cosas que se habían depositado en el relicario de la Virgen, donde había desde trajes de novia hasta trajes de comunión o muletas. «Los ladrones lo cogieron todo, lo cargaron en un camión, pero les pillamos. Como excusa nos dijeron que creían que estaba allí para que cada uno se llevara lo que quisiera».
Pero sin duda, el caso más curioso tuvo lugar en mayo 2001, cuando un cura de Cebolla (Toledo) denunció el robo de un Cristo de marfil del siglo XVII y el ladrón comenzó a extorsionar al cura, pidiéndole 300.000 euros y quedando para hacer la entrega del dinero en una ermita de Villarrobledo. «El ladrón le fracturó dos dedos al Cristo y se los envió al cura en un sobre, pidiendo un rescate por el crucifijo. Cuando llegó el primer dedo nos quedamos perplejos y con el segundo fuimos nosotros a pagar el rescate y ya se vino con nosotros el crucifijo, los dedos y el detenido. Era un pobre diablo».
Fuente: La Verdad.
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