- Tom Doyle tiene varios antecedente por delitos relacionados con el patrimonio histórico-artístico.
- Aseguraba haber perdido el cuadro en una "borrachera".
Tom Doyle, copropietario de un cuadro de Camille Corot mundialmente conocido porque se perdió en Nueva York durante una noche de borrachera, se ha declarado culpable de un delito de fraude por el que podría ser condenado a 20 años de cárcel. Doyle reconoce que engañó a una amiga para que invirtiera 700.000 euros en la compra del lienzo que luego revenderían a un precio mucho más alto.
Según el fiscal, Tom Doyle hizo creer a Kristyn Trudgeon que hacían falta 870.000 euros para comprar el Corot, y que él sólo tenía 170.000, aunque la verdad era que él ya lo tenía en su poder, después de pagar unos 600.000 euros. Ahora la supuesta estafada, espera la decisión del tribunal, que también deberá valorar antes del 11 de octubre los numerosos antecedentes de su socio en relación con delitos relativos al robo de obras de Arte.
Doyle pasó dos años en la cárcel por robar una escultura de Edgar Degas valorada en medio millón de euros. Diez años antes, fue condenado a otros 30 meses de prisión por robar libros en una biblioteca especializada en Arte del estado de Kansas, y a dos años más por el robo de unas joyas en Tennessee. Es por eso que el abogado de Kristyn Trudgeon sospechó que había algo extraño en la rocambolesca historia de la desaparición del Corot a mediados de 2010.
Todo comenzó cuando James Carl Haggerty, un profesional muy conocido en el mercado neoyorquino del Arte, aseguró a los propietarios del lienzo que lo había perdido tras llevarlo a un céntrico hotel donde se lo mostró a un comerciante británico que estaba dispuesto a comprarlo. Su única explicación fue que “esa noche había bebido demasiado”.
Una versión tan estrambótica no habría sido creíble si no fuera porque las cámaras de seguridad del hotel registraron la imagen de Haggerty dando tumbos desde el bar hasta la recepción, y desde ésta hasta la salida del edificio, siempre con el cuadro debajo del brazo. Después, el portero del hotel explicó que había tratado de convencerlo para que tomara un taxi, dado su elevado nivel de alcohol en sangre, aunque el marchante rechazó el consejo y se marchó conduciendo su propio automóvil. Otra cámara situada a la entrada de su casa grabó esa misma noche su llegada, ya sin el cuadro.
El extraño caso dio un giro inesperado al saberse que el cuadro permaneció todo un mes en la oficina del conserje de un edificio de apartamentos de Manhattan. El conserje lo encontró entre unos arbustos y decidió guardarlo hasta que su propietario preguntara por él. Al regreso de sus vacaciones, supo que se trataba de una pintura muy valiosa que estaba siendo buscada por el FBI, por lo que inmediatamente se puso en contacto con los agentes.
Se trataba del ‘Retrato de una niña’, un lienzo de 30 x 24 centímetros pintado por Jean-Baptiste-Camille Corot. Al parecer, estuvo expuesto en el Museo Hammer de Los Ángeles hasta 2007, cuando una fundación asociada a la pinacoteca dio por concluida su relación institucional, recuperando la mayoría de las obras que tenía depositadas en el museo. A partir de entonces, se le perdió la pista.
Jean-Baptiste-Camille Corot fue una de las figuras más representativas de la Escuela de Barbizon, un grupo integrado por pintores proto-impresionistas. Su obra más cotizada hasta el momento alcanzó los 3,7 millones de euros cuando fue subastada en Sotheby’s de Nueva York en 2007, aunque el fiscal de este caso asegura que el Corot desaparecido durante una noche de borrachera no superaría los 700.000 euros.
FUENTE: Arteselección
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